Maru Campos: “Chihuahua no es un albergue para migrantes”
- Redacción
- 17 ene
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Ante la posible deportación masiva de migrantes tras un eventual regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, fue tajante al afirmar que la entidad no será un refugio para quienes sean retornados. Aunque señaló que se brindará apoyo básico, su postura ha sido interpretada como un cierre de puertas hacia quienes buscan una solución humanitaria.
En el Encuentro Nacional Municipal, Campos informó que en Chihuahua se instalarán 25 centros de procesamiento donde los migrantes serán identificados, recibirán ayuda y serán enviados a sus lugares de origen. “*A todos los migrantes, lo sabemos como gobierno humanista, tenemos que respetar su dignidad y tenemos que respetar su persona, pero bueno, nuestros estados o el estado de Chihuahua no es un albergue para los migrantes*”, declaró la mandataria.
El objetivo de estos centros es que los migrantes permanezcan allí como máximo una semana. “*No son albergues, son centros de procesamiento... Vamos a recibir a los migrantes cuando lleguen, a procesarlos, a tomar sus datos y a guiarlos a que regresen otra vez a su estado y su municipio... No, no van a permanecer, por lo menos en el Estado de Chihuahua no es ninguna opción para los migrantes*”, enfatizó.
En contraste, otras entidades como Nuevo León y el Estado de México han optado por reforzar su infraestructura para atender a la población migrante. El gobernador de Nuevo León, Samuel García, informó que su estado cuenta con más de 140 albergues y habilitará tres más en coordinación con la Federación. “*Nosotros siempre hemos tenido migrantes... estamos listos para cualquier eventualidad y... los repatriados van a ser bienvenidos*”, aseguró García.
Por su parte, la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, indicó que ya se han habilitado cinco albergues y se planea abrir más, en función de las necesidades previstas.
La postura de Maru Campos contrasta con la de otros líderes estatales, dejando en el aire cuestionamientos sobre el enfoque “humanista” al que alude, mientras los deportados enfrentan un panorama incierto al llegar a Chihuahua.
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